13.5.17

El pacto de izquierdas y los toros

El pasado 11 de mayo los grupos parlamentarios Socialista, Podem Illes Balears, MÉS per Menorca y MÉS per Mallorca presentaron en el registro del Parlament una Proposición de Ley de regulación de las corridas de toros en las Islas Baleares. Esta proposición de ley tiene por objetivo regular los espectáculos taurinos que se celebren en plazas de toros de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, de acuerdo con el marco jurídico estatal y estatutario vigente y siguiendo la jurisprudencia reciente en esta materia, como la sentencia del Tribunal Constitucional de 20 de octubre de 2016, sobre el recurso de inconstitucionalidad en contra del artículo 1 de la Ley 28/2010 del Parlament catalán.
En general, la iniciativa legislativa es positiva. Sin embargo, presenta algunas incoherencias que pueden hacerla fracasar. Veamos algunos aspectos que no quedan claros.
En primer lugar, se establece que la ganadería suministradora ha de ser la más cercana a la plaza de toros, para evitarles a las reses el largo transporte desde la península. Si el texto de la posible futura ley queda así, no va a ser eficaz, porque el organizador de la corrida si quiere comprar toros de ganaderías de la península, solo tiene que alegar que toros con las características que necesita no los hay en la isla.
En segundo lugar, se prohíben las novilladas y la presencia de caballos durante las corridas. Les aconsejo a los promotores de esta proposición que retiren esta prohibición porque no les va a servir de nada. El Tribunal Constitucional la anulará por ser contraria a la Constitución Española al invadir competencias estatales. ¿Es que no recuerdan que se aprobó ex profeso una ley de protección de la tauromaquia para impedir que se prohibiera cualquier espectáculo relacionado con la misma? Las novilladas y la suerte de caballos están incluidas por muy mal que nos sepa.
Se establece que los toros no sufrirán ningún tipo de agresión y deberán ser devueltos al corral sin heridas. El intento acabar con las corridas de toros con esta prohibición es legítimo, pero no va a ser eficaz. Se prohíbe un aspecto fundamental de la corrida de toros, de modo que también puede ser declarado contrario a la legislación estatal y, por consiguiente, inconstitucional.
En tercer lugar, se establece que sólo pueden intervenir en les corridas los profesionales inscritos en la sección I del Registro general de profesionales taurinos, es decir, matadores de toros (no matadores de novillos). Esto mismo es lo que regula el Reglamento de Espectáculos Taurinos. Es una mera duplicidad que no es necesaria.
En cuarto lugar, y de manera poco coherente, se blinda la celebración del correbou de Fornalutx. Pretenden retirar de la Ley 1/1992 de Protección de los Animales en el ámbito de Illes Balears, el requisito de la celebración ininterrumpida durante más de cien años. Las asociaciones animalistas estaban a punto de lograr su prohibición por los tribunales –yo mismo estaba preparando la demanda contencioso-administrativa para ello-, porque el Ayuntamiento de Fornalutx nunca ha logrado demostrar esta condición. De hecho, contrató a un especialista archivero para encontrar documentos históricos que así lo atestiguaran, sin éxito. Con esta modificación se han ganado la enemistad de los colectivos animalistas de las islas y tiran por tierra todo el trabajo que han venido realizando desde hace décadas para mejorar el bienestar de los animales. No era necesario.
Naturalmente, la proposición de ley tiene aspectos positivos, como es la inclusión de una disposición adicional para modificar el artículo 4 de la Ley 1/1992 de Protección de los Animales en el entorno humano, para prohibir los circos con animales salvajes o la prohibición de crear o recuperar fiestas con animales, haya maltrato o no, con el objetivo que las personas no utilicen los animales en sus fiestas. Además, en las fiestas existentes en las que participen animales no se les podrá obligar a realizar conductas antinaturales, ni hacerles burlas.
Aplaudo todo trabajo que vaya encaminado a mejorar las condiciones de los animales y a erradicar el maltrato. Pero, las cosas se pueden hacer mejor. Desgraciadamente, en este caso, las negociaciones políticas han malogrado una iniciativa legislativa que está condenada a morir antes de nacer.

Francisco Capacete González
Especialista en Derecho Animal



25.2.17

Costumbres, tradiciones y animales


Hace pocos días este medio informaba de que la próxima edición de la fiesta del Pi de Sant Antoni de Pollença ya no contará con la presencia del gallo vivo en el interior de la cesta que se cuelga en lo alto del pino que los jóvenes intentan escalar. Así lo anunció el alcalde, Miquel Àngel March, en cumplimiento de la ley de Protección Animal, que prohíbe el uso de animales vivos en las celebraciones festivas. Se trata de una tradición de la que el Ayuntamiento no ha podido constatar la celebración ininterrumpida durante cien años, una de las excepciones que marca la Ley para este tipo de festejos populares. Efectivamente, la Ley 1/1992, de 8 de abril, de protección de los animales que viven en el entorno humano, en el ámbito de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, en su artículo 4.2.c), establece que se permite el uso de animales en las fiestas que se hayan celebrado de forma ininterrumpida durante cien años, y siempre que no supongan tortura, lesiones o muerte del animal.
¿Por qué el legislador ha señalado como límite temporal los cien años? ¿Por qué autoriza el uso de animales en celebraciones que se hayan celebrado de manera continuada durante más de cien años? Si bien, ni en la exposición de motivos de la ley, ni en las sesiones parlamentarias durante la tramitación de la misma, se motivaba este límite temporal –recordemos que en Castilla y León el límite son 200 años- podemos deducir que se ha considerado que un hábito social se convierte en tradición –en Baleares, no en Castilla y León- cuando se ha venido celebrando durante más de un siglo. La tradición, entonces, justifica el uso de animales en espectáculos públicos. Es decir que los seres humanos consideramos que un uso social tiene especial relevancia y valor si se repite a lo largo del tiempo y es aceptado por la sociedad como algo propio, como parte de la propia identidad cultural y este especial valor justifica el trato denigrante a determinados animales.
Sin embargo, estas consideraciones plantean una serie de interrogantes. ¿Cualquier tradición es válida por el simple hecho de que se haya venido celebrando “desde siempre”? ¿Es la tradición algo perpetuo o tiene, como los seres vivos, una biología, un nacimiento, un desarrollo y una muerte? ¿La tradición puede justificar cualquier tipo de conducta?
Como bien explica la catedrática de Derecho Romano y Directora del Máster de Derecho Animal y Sociedad del ICALP (UAB), Teresa Giménez Candela, “La tradición no conlleva, por sí misma, la perpetuidad. Si es connatural a la tradición que se acepte por la sociedad y que forme parte del acervo de la cultura de un pueblo, ello no implica que lo que ha sido una tradición viva pueda dejar de serlo, porque los hábitos sociales van cambiando y lo que en un determinado momento era aceptable, puede dejar de serlo.” Pensemos, por ejemplo, en la devotio ibérica. Entre los guerreros íberos era costumbre realizar un suicidio ritual cuando moría su jefe. Esta tradición hace muchos siglos que se extinguió y ya no tiene lugar en las tierras de la península ibérica. Las madres talióticas, en mallorca, según nos relatan los historiadores romanos, colocaban la comida en los árboles y obligaban a sus hijos a alcanzarlas con sus hondas para poder comer. Tampoco ha perdurado esta costumbre. Entre los griegos de la antigüedad, era una tradición celebrar las victorias con holocaustos, es decir, con el sacrificio de cien bueyes, costumbre que desapareció hace ya muchísimo tiempo. Y, en sentido inverso, muchos hábitos actuales que consideramos intrascendentes darán lugar con el tiempo a costumbres y tradiciones. 
Es el cambio en la mentalidad de los pueblos el motor de transformación de las tradiciones. Hoy nos parecen inaceptables muchas tradiciones patriarcales y por este motivo han dio desapareciendo. Hace décadas, en muchos pueblos era mal visto que una mujer casada entrara en una taberna, que votara, que trabajara fuera del ámbito del hogar familiar o que se dedicara a las artes. Algunas composiciones poéticas de Felix Mendelssohn eran de su hermana Fanny, a quien sus padres prohibieron dedicarse públicamente a la música. Que la mujer mallorquina no pueda participar como cossier cada vez encuentra más oposición y, poco a poco, se va abriendo esta posibilidad. 
La mentalidad de las sociedades contemporáneas está mutando. Hoy no se consideran a los animales como simples cosas que se poseen, sino como seres vivos y sintientes que tenemos que respetar y tutelar. Este cambio está tan arraigado que ha sido recogido por el derecho para protegerlo. Maltratar o matar a un animal está prohibido por la ley y la ley en multitud de países, protege los derechos básicos de los animales, como ser la vida, la integridad física, la salud o un ambiente adecuado para su desarrollo. Este cambio, como decimos más arriba, constituye un motor de transformación de la tradición. Lo que veníamos haciendo para divertirnos ya no es tan legítimo como hace uno o dos siglos. No es ético, ni humano colgar a un gallo de un pino, rodeado de una multitud enfebrecida y perseguido por audaces jóvenes. No es ético ni humano perseguir toros por las calles o encerrarlos en una plaza para aguijonearlos y matarlos. No es ético ni humano encerrar de por vida a animales para divertir a los humanos en circos o en zoológicos. Como tampoco lo es experimentar con ellos para disponer de cosméticos más avanzados o abrirles el cráneo sin anestesia para fabricar analgésicos que nos quiten el dolor de cabeza cada vez más rápido. 
Se hace necesario un profundo debate sobre nuestras tradiciones para renovarlas y limpiarlas de todo anacronismo. Ya no somos como éramos hace quinientos o cincuenta años. Ya no llamamos “señor” al terrateniente ni creemos que el sacerdote hable en nombre del Señor. Ya no rendimos vasallaje a ningún rey feudal ni lapidamos al infiel. No tratemos a los animales como diana de nuestros festejos o de nuestras frustraciones sublimadas en la catarsis festiva. No podemos seguir manteniendo aquellas tradiciones que nos impiden vivir los valores más éticos y profundos que hemos descubierto en el camino del desarrollo y el progreso humanos. 


Francisco Capacete 
Especialista en Derecho Animal 
Abogado Animal

5.2.17

Sacrificio de cabras en Galatzó

La semana pasada se volvió a cometer un crimen contra el bienestar animal, al sacrificarse un centenar de cabras de la finca pública de Galatzó. La regidora responsable del área municipal de Medio Ambiente aseguró que «los incidentes y problemas con cabras han sido continuados y crecientes». Añadió que el elevado número de cabras había ocasionado «incidentes en el medio natural, vegetación, en el jardín y cultivos de la finca». Se requirió entonces al Servicio de Protección de Especies de la Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca que es el organismo competente en las actuaciones para proceder al control de las poblaciones caprarias. Y el abatimiento de las cabras fue llevado a cabo por miembros del Consorcio para la Recuperación de la Fauna de las Islas Balears (Cofib). Se decidió dejar los cadáveres en la montaña para que sirvan de alimento a aves carroñeras como el voltor negre.
Ayuntamiento, Consejería, Servicio de Protección y Cofib han dado muestras de ignorar por completo la legislación relativa al vaciado sanitario como protección del Medio Ambiente, como sucedió en el islote de Es Vedrà, en Ibiza, sobre el que hay un procedimiento penal abierto en fase de instrucción, por un presunto delito de prevaricación y maltrato animal.
La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, enumera en su artículo 2 los principios rectores de la preservación de la Biodiversidad y entre ellos se cita “La precaución en las intervenciones que puedan afectar a espacios naturales y/o especies silvestres”.
En este caso, las autoridades han actuado sin respeto a lo establecido en esta ley. Por ejemplo, no se han tomado muestras de sangre a las cabras para asegurarse de que los cadáveres no van a contagia a otras especies. Tampoco se ha retirado la munición de los cadáveres que se han dejado como alimento para las aves carroñeras, de modo que éstas pueden envenenarse. Al no haberse identificado a los animales previamente ni realizarse el saneamiento correspondiente (análisis sanguíneos para la obtención de la calificación sanitaria, incluidos dentro de las propias obligaciones de vigilancia y control)  es una total incógnita el estado sanitario en el que se encontraban los animales y, por lo tanto, cabe la posibilidad de que puedan suponer un riesgo tanto para la salud pública como para las especies necrófagas de interés comunitario que se alimentarán de los cadáveres de estos animales y, por consiguiente, del medio ambiente.
El artículo 13 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (Tratado de Lisboa) establece que “Al formular y aplicar las políticas de la Unión en materia de agricultura, pesca, transporte, mercado interior, investigación y desarrollo tecnológico y espacio, la Unión y los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales como seres sensibles (…)”. La decisión de exterminar a las cabras y proteger la biodiversidad de la finca de Galatzó, no ha tenido en cuenta el Tratado de la Unión Europea porque se ha usado el método más cruento.
 Los aspectos relacionados con el bienestar animal están cobrando cada día más importancia en la sociedad, habiéndose desarrollado una regulación comunitaria, nacional, autonómica y local al respecto. Por ejemplo, el Reglamento (UE) nº 1143/2014 del Parlamento Europeo y del Consejo de 22 de octubre de 2014 sobre la prevención y la gestión de la introducción y propagación de especies exóticas invasoras, dispone en su artículo 17, sobre erradicación rápida en una fase inicial de invasión de especies exóticas invasoras que, “Al aplicar las medidas de erradicación, los Estados miembros (...) garantizarán que no se cause a los animales ningún dolor, angustia o sufrimiento evitables.” El artículo 19 sobre medidas de gestión, dispone que “…Al aplicar medidas de gestión y seleccionar los métodos que deban emplearse (...) se asegurarán de que, cuando estas vayan dirigidas a animales, no se les cause ningún dolor, angustia o sufrimiento evitables, sin comprometer por ello la eficacia de las medidas de gestión.
Esto son las prevenciones en caso de especies invasoras que pueden causar graves perjuicios en la biodiversidad de zonas de especial interés natural. Si la actuación en casos de especies exóticas invasoras, cuya capacidad de causar desequilibrios en los ecosistemas es enorme, se deben tener en cuenta los parámetros de bienestar animal, con más razón deben respetarse en casos de menos entidad, como el presente caso de intervenciones contra especies no catalogadas como invasoras exóticas, como es la cabra silvestre.
 Ninguna de estas normas ha sido aplicada por la Consejería ni el Ayuntamiento de Calviá. Existen muchos y variados métodos, como el cambio de ubicación o la esterilización. Una vez más, la administración autonómica y la local han actuado de manera, permítasenos la expresión, chapucera. Invito a las autoridades a que reflexionen un poco ¿Desde cuándo las cabras asilvestradas son un problema para la conservación de la flora en Baleares? Como mínimo, desde hace 50 años. Los ecologistas llaman la atención, con razón, sobre la amenaza que suponen las cabras para poblaciones botánicas endémicas o en peligro de extinción. El gobierno también. Pero nadie dice nada de la falta de eficacia de las medidas adoptadas desde hace décadas y que se basan en el abatimiento y el sacrificio sin más. ¿Por qué sigue habiendo superpoblación de cabras si todos los años se sacrifican a miles en Mallorca? Esta es la pregunta que todos debemos hacernos. La respuesta es obvia, los planes y métodos usados hasta ahora han resultado ineficaces. El sacrificio sin más no es una solución. Si se sigue con los mismos esquemas es que no hay inteligencia en la gestión. Se hace lo de siempre –mal endémico en Mallorca. Si hace tan sólo diez años se hubiera confeccionado un plan de esterilización/castración, contando con investigadores y especialistas, no hubiera hecho falta matar a ninguna cabra, la población sería estable y compatible con la flora autóctona y la cobertura vegetal. Es hora de cambiar de criterio y método.
Por si lo anterior fuera poco, entiendo como especialista en Derecho Animal, que se ha sufrido un olvido imperdonable. La Ley 42/2007, del Patrimonio Natural y la Biodiversidad, establece en su artículo 74 que las Administraciones Públicas “Preservarán, mantendrán y fomentarán los conocimientos y las prácticas de utilización consuetudinaria que sean de interés para la conservación y el uso sostenible del patrimonio natural y de la biodiversidad”. Existe un método de captura tradicional en Mallorca que es el lazo. Es un método incruento, que no contamina y que permite un control real y efectivo de las poblaciones. Pero tampoco se ha seguido lo establecido en esta ley que regula protocolos de especial eficacia en la preservación del medio ambiente.
Tampoco se ha cumplido con la información previa a la población y entidades de protección animal. Parece que la administración local y autonómica desconfían de los ciudadanos y por eso actúa de espaldas a estos, con total secretismo. Se habla mucho de transparencia, pero en la práctica no se cumple.
En definitiva, podemos afirmar que las autoridades han ofrecido, una vez más, un triste espectáculo. En Mallorca trabajan multitud de entidades y personas en el bienestar animal y medioambiental. Sin embargo, las autoridades generan una imagen hacia el exterior que contradice el trabajo valiente y altruista de todas esas personas. En Mallorca, la sociedad civil cuida y protege la flora y la fauna; nuestros representantes deberían hacer lo mismo.

Francisco Capacete González
Especialista en Derecho Animal
Máster en Derecho Animal por la UAB
             



26.1.17

La dignidad liberadora


Cuando las instituciones reconozcan que los animales poseen dignidad, las leyes podrán acabar con el holocausto animal producido por la industria cárnica, los espectáculos con animales y las tradiciones religiosas que mantienen cultos sangrientos.

22.1.17

Perros potencialmente peligrosos

La Ley 50/1999, de 23 de diciembre, sobre el Régimen Jurídico de la Tenencia de Animales Potencialmente Peligrosos, establece el marco legal de la tenencia de animales potencialmente peligrosos. Como ya es habitual, el legislador español introduce como concepto neurálgico de la norma, lo que se llama un “concepto jurídico indeterminado”, esto es una definición que da lugar a tantos significantes que, al final, son los agentes judiciales y jurídicos quienes tenemos que concretar a qué se refiere la ley.
En la exposición de motivos, el legislador explica por qué se dicta esta ley y expone que “Por otra parte, diversos ataques a personas, protagonizados por perros, han generado un clima de inquietud social y obligan a establecer una regulación que permita controlar y delimitar el régimen de tenencia de perros potencialmente peligrosos”. Aquí ya comienzan los problemas. Se dictó esta ley hace 15 años para calmar a la opinión pública por una serie de ataques protagonizados por perros pertenecientes a determinadas razas. Sin embargo, la realidad de ese clima es la siguiente. En España, entre 1991 y 2005, los medios de comunicación informaron de 17 muertes causadas por ataques de perros. 5 de ellas fueron provocadas por pastores alemanes, 1 por un Cocker, 1 por un Doberman, 2 por Presas Canarios, de los cuales en un principio se dijo que eran Pit bulls; 1 por un Dogo Argentino, del que también se dijo lo mismo; 1 por un Rottweiler, 1 por Staffordshire Bull Terrier, otro Pitbull según los medios; 1 por un Husky Siberiano, 1 por dos perros cruce de Mastín Español, de los que se dijo que eran Rottweilers, 1 por un Dogo Alemán, al que también se confundió con un Pit bull, 1 provocada por un Pastor Mallorquín y un perro mestizo, de los que decían que el primero era un Pit Bull y el segundo un Rottweiler; y 1 provocada por un gran perro japonés, antes conocido como Akita Americano. Es decir, que de los 17 casos, sólo 3 agresores estaban catalogados como potencialmente peligrosos.
Una ley que se hace ex profeso para calmar a la opinión pública y que se basa en datos falsos no puede ser nunca justa ni eficaz. Y esto es lo que ocurre con esta ley que comentamos.
El artículo 2 dice que “con carácter genérico, se consideran animales potencialmente peligrosos todos los que, perteneciendo a la fauna salvaje, siendo utilizados como animales domésticos, o de compañía, con independencia de su agresividad, pertenecen a especies o razas que tengan capacidad de causar la muerte o lesiones a las personas o a otros animales y daños a las cosas”. Como puede fácilmente deducirse, dentro de esta definición caben todo tipo de animales, como por ejemplo, una rata, ya que está demostrado que es transmisora de enfermedades mortales. ¡Y qué decir de los mosquitos! Según esta norma, a los mosquitos que viven en casa, así como a las ratas, vamos a tener que registrarlos en el registro municipal de APP e informar cada vez que salgan de la comunidad autónoma.
“También tendrán la calificación de potencialmente peligrosos, los animales domésticos o de compañía que reglamentariamente se determinen, en particular, los pertenecientes a la especie canina, incluidos dentro de una tipología racial, que por su carácter agresivo, tamaño o potencia de mandíbula tengan capacidad de causar la muerte o lesiones a las personas o a otros animales y daños a las cosas”. En este segundo párrafo parece que la definición se hace más concreta porque especifica una especie animal concreta, la canina. Y vuelve a meter la pata. Según Marina Ferreirós, vocal de la Asociación Protectora de Animales de Toledo (Apadat), se comete «un poco de racismo» contra este tipo de animales. Marina lo dice por experiencia, ya que ha cuidado varios perros considerados potencialmente peligrosos. «Pongo la mano sobre el fuego que no son agresivos», asegura con rotundidad la vocal de Apadat, quien propone que un educador de perros sea quien valore si un animal puede llegar a ser peligroso o no, además de su nivel de agresividad. Además «hay perros con tasas de agresividad más altas, como los pastores alemanes, que no son ‘p.p.p.’ ni sus propietarios necesitan un seguro de responsabilidad civil». Marina Ferreirós es partidaria de que todos los propietarios de perros tuvieran suscrito ese seguro «por el bien común de todos».
Numerosas voces se han levantado en contra de este racismo animal causado por el legislador español. Debe derogarla porque con el resto de leyes de nuestro ordenamiento jurídico, las personas y sus bienes ya está suficientemente protegidas, tanto de los atentados o ataques de otros seres humanos, como de los animales. Por lo tanto, no tiene sentido mantener una ley que genera más confusión de la necesaria.

Deberíamos preguntar al legislador si se atrevería a dictar una ley sobre niños potencialmente peligrosos. Sería una barbaridad porque los niños no son potencialmente peligrosos, sino que la educación y el medio social y familiar son los causantes de las conductas agresivas de los púberes. De la misma manera, no hay P.P.P., sino dueños o adiestradores que los hacen agresivos. Los animales no deben ser víctimas de nuestros defectos ni carencias. Los animales necesitan protección y no discriminación ni estigmatización.

El ocaso de los toros

Como en muchos otros ámbitos, en las relaciones entre humanos y animales, luchan dos facciones contrarias. Estas dos facciones son los proteccionistas y los tradicionalistas. Aquellos defienden el bienestar animal y estos el mantenimiento de unas tradiciones en las que los animales sufren y mueren. El conflicto que escenifica mejor esta confrontación es el de la tauromaquia en Baleares. Hace ya muchos años que antitaurinos y protaurinos se vienen enfrentando en Mallorca y, por lo que observamos hay nulas posibilidades de entendimiento y diálogo, de modo que esta guerra abierta acabará con la victoria de uno de los dos bandos.  La aprobación de una propuesta no legislativa (PNL) por parte del Parlamento de Baleares en la que se insta, entre otras cosas, la prohibición de espectáculos taurinos en nuestra Comunidad Autónoma expresa el avance de la conciencia animalista.
¿Qué supone la aprobación de esa PNL por parte del Parlamento balear? Para algunos no supone mucho porque no es una ley, sino una mera declaración de intenciones. Pero, desde un punto de vista jurídico y social, tiene una serie de consecuencias muy importantes. Vamos a verlas.
1ª.- El Parlamento ha escuchado a la población. Esta PNL surge de las más de 150.000 firmas que la entidad Mallorca Sense Sang ha recogido. Son más de 150.000 voces que se alzan en contra del maltrato animal en los espectáculos taurinos. Y estas voces han sido escuchadas. Esto genera confianza en aquellos que trabajamos por los derechos de los animales. Si los promotores de la tauromaquia se pusieran a recoger firmas para proteger aún más la “fiesta nacional”, dudo mucho que consiguieran tantos miles de apoyos. Desde aquí les insto a que consulten a los ciudadanos, con mesas a pie de calle, sin el apoyo de las empresas que se lucran con estos festejos.
2ª.- El Parlamento se compromete a reformar la Ley 2/1991, de protección animal de la CA de Baleares e insta al Congreso de los Diputados a aprobar una ley de protección animal estatal en la que no se haga ninguna excepción, es decir, que no excluya de su ámbito las fiestas de los toros. Según el Reglamento de ambas cámaras de representantes, con esta petición se da otro paso, dentro de la legalidad, para cambiar las leyes. Es verdad que no es vinculante y que puede llegar a no producir ningún cambio. Pero también es verdad todo lo contrario. Vamos marchando hacia una nueva legislación en materia de protección animal que recoja, no solo el sentir de la sociedad, también los nuevos descubrimientos científicos en comportamiento y personalidad animal.
3ª.- Se ha institucionalizado un hecho histórico: las tradiciones taurinas han llegado a su fin. Nacieron hace algunos siglos. Se desarrollaron y fueron evolucionando. Y desde hace bastantes años, cada vez tienen menos raigambre social. Cierto es que cuesta concienciar que una tradición inveterada ya no responda al sentir de la gente. La violencia machista, por poner un ejemplo paralelo, es consecuencia de no concienciar que la tradición del hombre como dueño y señor de la mujer ya llegó a su fin. Todavía hay muchos varones que no han asumido que la mujer es un igual y no un subordinado. Como su mentalidad choca frontalmente con los nuevos valores sociales, se vuelven locos y acuden a la violencia. Las fiestas de los toros están llegando a su fin como tradición porque el pueblo cada vez es más contrario a divertirse derramando sangre de animales y no le encuentran sentido. En todo caso, tal vez podrían mantenerse las fiestas de los toros si se eliminase el maltrato. Es decir, en las que toro y torero escenificaran una lucha de resistencia y habilidad, de inteligencia y fuerza, que no finalizara con el sacrificio del bravo.
4ª.- La PNL de protección animal quiere resolver esta esquizofrenia moral y legal que nos hace considerar delito la muerte de un caballo a palos y fiesta de interés cultural dar muerte a un toro a estocadas. Por otro lado, también está en la línea más reciente de considerar a los animales como seres sintientes y no como meros objetos de diversión y compraventa. Dar muerte a un animal injustificadamente es un delito castigado por los artículos 337 y 337 bis del Código Penal. Por otro lado, hay leyes que protegen la muerte de los toros en las plazas. Pero estas leyes no son superiores al Código Penal que tiene la categoría de Ley Orgánica. Si surgiera algún conflicto en la aplicación de las leyes, habría que aplicar primero el CP, de modo que la muerte de un toro en una plaza sería considerado delito de maltrato animal, penado con pena de prisión de hasta 18 meses. Esto hay que dejarlo claro. Las leyes que protegen la tauromaquia son contrarias al Código Penal español y a la legislación europea de protección animal y se hace necesaria una reforma legal para acabar con estas contradicciones. La propuesta aprobada por el Parlamento tiene también esta intención.
5ª.- Es coherente con la necesidad de erradicar la violencia y el derramamiento de sangre de nuestras sociedades. En las últimas décadas la violencia en el mundo ha aumentado. Y lo más preocupante, ha aumentado la violencia gratuita, bestial e inhumana. No se puede mantener ni subvencionar ni proteger un espectáculo consistente en dar muerte a un animal para divertimento del público, por muy respetable que sea éste. Tenemos que luchar contra esta inclinación de causar mal a otros. Y si para ello tenemos que depurar nuestras tradiciones, hagámoslo.
Por todas estas razones, la PNL de protección animal que insta a prohibir los espectáculos taurinos en todo el estado español, es una iniciativa popular que revista una gran importancia y tendrá una gran trascendencia. Recordemos que en el año 2008, el Parlament de les Illes Balears fue el primero en el mundo en adherirse a la declaración de protección de los grandes simios. Ahora promueve dar un paso más en la protección animal. Desde Baleares estamos cambiando el mundo para que sea un lugar más amable para todos los seres vivos. Vaya mi felicitación a todos aquellos que lo hacen posible.

21.1.17

El habeas corpus de Cecilia

El 3 de noviembre de 2016, el Tercer Juzgado de Garantías del Estado argentino de Mendoza, ha dictado Sentencia concediendo el habeas corpus en favor de la chimpancé Cecilia. Se trata de un fallo histórico y de especial trascendencia en el reconocimiento de los derechos de los animales y de estos como sujetos de derecho. El fallo dice así:
I.- Hacer lugar a la acción de  HABEAS CORPUS interpuesta por el Dr. Pablo Buompadre, Presidente de la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales –A.F.A.D.A., con el patrocinio letrado del Dr. Santiago Rauek.
II.- Declarar a la chimpancé Cecilia, actualmente alojada en el zoológico de la Provincia de Mendoza, sujeto de derecho no humano.
III.- Disponer el traslado del chimpancé Cecilia al Santuario de Sorocaba, ubicado en la República del Brasil el que deberá efectuarse antes del inicio del otoño, conforme lo acordado por las partes.
No es la primera vez que la justicia argentina falla a favor de un animal. Recordemos que Cámara Federal de Casación Penal ya concedió el habeas corpus para la orangutana Sandra (ver http://www.derechoanimal.info/images/pdf/GFB-Habeas-Corpus-Sandra.pdf.). Pero, a diferencia de la anterior sentencia, la que comentamos ahora, motiva y detalla su decisión.
El presentante ha alegado en su petición que desde su alojamiento en el zoo de esta chimpancé, hace más de treinta años, nada se hizo desde ese establecimiento y sus autoridades a favor de su bienestar. La han tenido esclavizada, privada de libertad de modo arbitrario e ilegal, sin ninguna otra finalidad que la de ser exhibida al público como objeto circense. Y que esta situación constituye una trasgresión a la ley de malos tratos y actos de crueldad a los animales (Ley. Nac. 14346) y a la Ley de Conservación de la Fauna Silvestre (Ley Nac. 22.421) actualmente vigentes en Argentina.
El Fiscal de Estado, por su parte, se ha opuesto a la petición de habeas corpus alegando que no se dan los presupuestos básicos de esta acción porque la chimpancé no es una persona humana y su confinamiento no ha sido ilegal.
La magistrada ha entendido que el caso planteado involucra la protección de un bien o valor colectivo, de modo que debía ir a la cuestión de fondo y no acoger la excepción de falta de legitimidad que el Fiscal había planteado. La Constitución Nacional argentina (art. 43) consagra la acción de amparo colectivo que otorga legitimidad a cualquier persona o colectividad para pedir antes los Tribunales la defensa de aquellos bienes o valores. Estos son, entre otros, el medio ambiente, el patrimonio natural, los valores culturales y la calidad de vida social. La  situación  de  hecho  denunciada  hacía imperativo  el  dictado  de  una  resolución  judicial  que  protegiera  el  valor colectivo en juego.
La chimpancé Cecilia, argumenta la magistrada, pertenece al patrimonio ambiental. “El derecho a la preservación del patrimonio natural y cultural y el derecho a la calidad de vida forman parte del “derecho al ambiente” (Art. 41 CN), constituyen “derechos de incidencia colectiva” y están esencialmente conectados con el interés general de la sociedad”.
Se pregunta S.Sª cuál es el valor a proteger en el presente caso. El valor colectivo encarnado en el bienestar de Cecilia es el patrimonio natural y cultural de la comunidad humana e integra la calidad de vida de la misma. En la medida que protegemos el patrimonio natural y cultural, protegemos y mejoramos nuestra calidad de vida. Estos son valores protegidos constitucionalmente. Una argumentación jurídica que no podemos por menos que admirar. Así como el asesinato o secuestro de una persona humana es una cuestión que no puede dejarse impune porque afecta a los valores de la colectividad, del mismo modo, no podemos dejar que Cecilia continúe en la situación de confinamiento deplorable porque va en contra de los valores colectivos que aprecia la sociedad.
Respecto al procedimiento la argumentación de la jueza es impecable. “Específicamente, el objeto del habeas corpus consiste en la protección  de  la  libertad  corporal  ilegalmente  restringida  así  como también la corrección en las formas o condiciones en que se cumplen las detenciones  de  una  persona,  ello  conforme  surge  de  la  normativa señalada  en  los  párrafos  que  anteceden.  El  habeas  corpus  está destinado  a  considerar  la  violación  de  un  derecho  o  garantía  sobre  la libertad  física  de  una  persona  por  el  acto  de  una  autoridad  que  ha excedido  el  marco  de  su  competencia  o  ha  ido  más  allá  de  la razonabilidad que sus actos deben tener. La denuncia de habeas corpus podrá ser interpuesta por  la persona que afirme encontrarse ilegítimamente detenida o que se hayan agravado  sus  condiciones  de  detención  o  por  cualquier  persona  a  su favor, esto es, parientes, amigos o cualquier tercero”.
¿Es la acción  de  habeas  corpus   la  vía correcta para salvaguardar los derechos de Cecilia? La magistrada ha imbricado una serie de normas para llegar a su conclusión afirmativa. En primer lugar, entiende que se está ante un caso de urgente protección del medio ambiente como patrimonio natural y cultural de la nación. Y lo argumenta en base a las leyes positivas. El Art. 5º del Código Procesal Penal dispone que los tribunales deberán resolver el  conflicto surgido  a  consecuencia  del  hecho,  de  conformidad  con  los principios contenidos en las leyes, en procura de contribuir a restaurar la armonía social entre sus protagonistas. En causas en las que está en juego el derecho colectivo a la preservación  del  patrimonio  natural  y  cultural  el  juez  actúa  para “proteger  efectivamente  el  interés  general”  (Art.  32  de  la  ley 25.675). Es decir, la magistrada se ve en la obligación de entrar en el fondo del asunto y resolver. 
La Corte  Suprema  de Justicia de la Nación  en el  conocido caso “Mendoza” (contaminación del río Matanza-Riachuelo) dijo: “La  mejora  o degradación  del  ambiente  beneficia  o  perjudica  a  toda  la  población, porque es un bien que pertenece a la esfera social y transindividual, y de allí deriva la particular energía con que los jueces deben actuar para hacer efectivos estos mandatos constitucionales” (considerando 18).
Por otro lado, en el caso de Cecilia se dan las dos características fundamentales del instituto en cuestión: la sumariedad, que tiende a que en el procedimiento no se ventilen cuestiones de incidencia previa, y la urgencia, la que se traduce en el procedimiento previsto para la acción de habeas corpus. Ahora bien, ¿cómo aplicar un procedimiento pensado para personas a un animal? Aquí la jueza se pregunta: ¿Son  los  grandes  simios  –orangutanes,  bonobos, gorilas y chimpancés- sujetos de derechos no humanos?¿Sólo el ser  humano  puede  ser  considerado  como  persona  en  tanto  sujeto  de derecho? ¿El hombre es el único que posee capacidad de derecho? Considera la magistrada, como este autor, que hay que reconstruir el concepto de persona y de personalidad jurídica.
Al hilo de estas preguntas, la magistrada afirma lo siguiente: “Resulta  innegable que  los  grandes simios,  entre  los  que  se encuentra  el  chimpancé,  son  seres  sintientes  por  ello  son  sujetos  de derechos  no  humanos.  El chimpancé no es una cosa, no es un objeto del cual se puede disponer como se dispone de un automóvil o un inmueble. Los grandes simios son sujetos de derecho con capacidad de derecho e incapaces de hecho, en tanto, se encuentra ampliamente corroborado  según  la  prueba  producida  en  el  presente  caso,  que  los chimpancés alcanzan la capacidad intelectiva de un niño de 4 años.”
La argumentación tiene momentos brillantes. Uno de ellos es cuando a aquellos que defienden con la ley en la mano que los animales son jurídicamente cosas, les enfrenta con “la clara incoherencia de nuestro ordenamiento  jurídico  que  por  un  lado  sostiene  que  los  animales  son cosas para luego protegerlos contra el maltrato animal, legislando para ello incluso en el campo penal. Legislar sobre el maltrato animal implica la fuerte presunción de que los animales “sienten” ese maltrato y de que ese  sufrimiento  debe  ser  evitado,  y  en  caso  de  producido  debe  ser castigado por la ley penal.” Cabe  señalar  que  en  el  delito  de  maltrato  animal  regulado por la Ley núm.. 14.346 (en España en los arts. 337 y 337 bis del Código Penal) el bien jurídico protegido es el derecho del animal a  no  ser  objeto  de  la  crueldad  humana.  La  interpretación  del  fin perseguido por el legislador implica que el animal no es una cosa, no es un semoviente sino un ser vivo sintiente. La conclusión no es otra  que  los  animales  son  sujetos  de  derecho  que  poseen  derechos fundamentales  que  no  deben  ser  vulnerados.
Otro elemento positivo de la sentencia que comentamos es que recoge y se apoya en la Declaración Universal de los Derechos de los Animales. Si bien es una Declaración que todavía no ha sido aprobada por la Asamblea de la ONU –se equivoca la magistrada al decir que sí- vemos como una sentencia la toma como referencia válida. Así recoge la motivación de la sentencia que en esa Declaración se  reconoce expresamente  que  los  grandes  simios  entre  otras  especies  tienen derecho a vivir en libertad. ¿Es una jaula, aun con  grandes  dimensiones,  el  lugar  adecuado?  Y  la  respuesta  negativa brota de forma inmediata. Lo adecuado y correcto, afirma S.Sª., es que los hombres cesemos con el cautiverio de los animales  para  su  exposición  y  entretenimiento  de  personas,  dado  que éstos  son  sujetos  de  derechos  no  humanos  y  como  tales  poseen  el derecho  inalienable  a  vivir  en  su  hábitat,  a  nacer  en  libertad  y conservarla.
Y, finalmente, la última argumentación de la magistrada no puede ser más sensata y brillante. Dice: “¿Es la acción de habeas corpus la vía procedente? Considero que la respuesta ha de ser afirmativa. Dado  que  ni  la  regulación  procesal  de  la  provincia  ni  ley nacional  alguna  contemplan  específicamente  una  vía  procesal  para evaluar  la  situación  de  animales  en  estado  de  encierro  en establecimientos  zoológicos  o  de  cualquier  condición  de  encierro  en contrario  a  las  necesidades  básicas  y  al  hábitat  natural  del  animal  de que  se  trate,  considero  que  la  acción  de  habeas  corpus  es  la  vía procedente ajustándose la interpretación y la decisión que recaiga a la situación específica de un animal privado de sus derechos esenciales en tanto  éstos  están  representados   por  las  necesidades  y  condiciones esenciales de la existencia del animal en cuyo favor se acciona.” ¿Qué quiere decir? Que encontrándose en la obligación legal de resolver sobre el fondo del asunto, resulta que no tiene otro procedimiento más apropiado que el del habeas corpus. Y por eso lo aplica, dado que de no hacerlo, estaría incumpliendo aquella obligación.
En conclusión, la sentencia del Tercer Juzgado de Garantías de Mendoza apoya al revolución tranquila que trabaja por el reconocimiento de los animales como sujetos de derechos. Debemos felicitarnos por esta decisión que abre otra brecha en el muro del derecho decimonónico.